Rita la Cantaora

Su carrera comenzó en su ciudad natal, Jerez de la Frontera, donde un agente teatral la descubrió cantando coplas.

Tras esto decidió contratarla para que actuara junto a Juana la Macarrona y el cantaor Antonio Ortega, también conocido como Juan Breva, en los cafés cantantes madrileños, entre ellos el famoso Café Romero situado en la calle Alcalá.

[1]​ Entre 1884 y 1895, Rita tuvo la oportunidad de trabajar en varias ocasiones junto a otros artistas de primerísimo nivel, tales como José Barea, María la Macarrona, las Borriqueras, el Malagueño, etc.[2]​ Tal fue su éxito que, en 1885, la revista El Enano le dedicó unos versos en los que elogiaba su gran belleza y su gracia: Todo el elogio merece.

[4]​ En 1897, volvió a compartir escenario con La Macarrona y Barea, entre otros artistas, en el ya renovado Salón Variedades.

[6]​ Un año más tarde, participó de nuevo en actuaciones en el Salón Variedades junto a Paca Aguilera.

[2]​ Durante su trayectoria artística, desarrollada principalmente en Madrid, destacó dentro del género de las coplas, sobre todo por malagueñas y soleares, aunque también interpretó estilos festeros como bulerías.

[9]​ Rita tuvo que ganarse la vida con su talento en el cante flamenco desde muy temprana edad.

Tenía tanta fama que incluso sus propios compañeros recomendaban sus servicios cuando no le ofrecían suficiente dinero como para actuar ellos mismos.