Rinoplastia

Actualmente la rinoplastia busca devolver la armonía facial del paciente adaptando su nariz a la cara.

Uno de los objetivos principales del cirujano es producir narices que luzcan como «no operadas».

[1]​ Existen dos tipos de procedimientos para realizar una rinoplastia: Los cirujanos emplean diversas técnicas para poder entregar el resultado esperado.

El paciente identifica la nariz simplemente como la pirámide del centro de la cara, la parte visible.

No obstante, para fines prácticos, la nariz externa se puede considerar como una estructura tridimensional de forma piramidal, constituida esencialmente por un esqueleto óseo y otro cartilaginoso.

Con base en los anteriores conceptos se puede dividir la pirámide nasal en tres tercios para fines estéticos y en cinco zonas desde el punto de vista funcional, más amplio.

En una o más consultas, el cirujano escuchará los deseos y expectativas del paciente con respecto a su nariz.

Hará un análisis fotográfico y propondrá al paciente un plan quirúrgico, sin generar falsas expectativas.

Existen además abordajes atípicos por vía bucal descrito por Calson, Bonnano y Convers, que elevan las estructuras cartilaginosas para reconstrucciones óseas del tercio medio de la cara y Verbauvede, que realiza la disección completa de las estructuras nasales que se utilizan para reconstrucciones nasales complejas en la cual pueden visualizarse todas las estructuras nasales en su conjunto.

Cuando la piel es delgada, se debe tener extremo cuidado en no dejar espículas de cartílago haciendo relieve, que luego serán visibles en la nariz.

De acuerdo al análisis hecho por el cirujano previo a la cirugía, el dorso nasal requerirá aumento, disminución o alineación.

La disminución del dorso nasal es quizás el procedimiento más común: corresponde a la recesión de gibas o jorobas nasales que según su tamaño y conformación (cartilaginosas, óseas u osteocartilaginosas) se retiran por medio de bisturí, cincel o lima.

La aplicación de uno u otro dependerá del análisis previo, el plan quirúrgico y los hallazgos intraoperatorios.

Entre las nuevas técnicas implantadas a nivel mundial destaca la detallada por el Dr. Rodríguez-Camps, en la Revista Cirugía Plástica Ibero-latinoamericana, para el tratamiento de la punta nasal difícil ¿qué ventajas introduce esta rinoplastia?

Consiste en la eliminación de toda la estructura cartilaginosa del vértice malformada o destruida, siendo posteriormente sustituida por tejido blando, llamado fascia temporal.

De este modo, se consigue un vértice nasal suave, tanto a la vista como al tacto, sin picos ni aristas antiestéticos.

Mediante la utilización de un dispositivo ultrasónico, se realizan cortes controlados y selectivos sobre el hueso nasal con mínimo traumatismo y sangrado durante la intervención, no siendo necesario el taponamiento nasal[3]​ Durante una rinoplastia pueden surgir complicaciones dado que el acceso a la región nasal es limitado, debido a esto la rinoplastia es una de las cirugías faciales más exigentes.

Durante los primeros días tras la intervención, el paciente debe mantener un reposo relativo, en posición semisentado, ingiriendo abundantes líquidos (debido a la sequedad oral que produce la respiración oral) y tomando los analgésicos y demás medicamentos prescritos.

A partir del momento en el que se retire el taponamiento es conveniente la aplicación periódica de suero salino fisiológico para mantener una mejor higiene.

Estas herramientas producen presión al ser usadas, lo que puede conllevar mayor hinchazón, edemas y moratones durante el postoperatorio.

De esta manera, se reduce la hinchazón y los moratones que ocasionan los métodos tradicionales.

Estas operaciones no alteran la estructura de la propia nariz, pero sí modifican su aspecto visual, como la rinomodelación.

Si tu nariz es sensiblemente pequeña o tiene algún defecto superficial puede estar indicado este procedimiento.

Vista de perfil de los resultados de una rinoplastia
Diferencias en la nariz operada