Fue el cuarto hijo de seis hermanos (Manuel, María, Rafael, José Carlos, Julio y el propio Ricardo) y siempre se sentirá especialmente unido a su hermana María.
El 2 de febrero de 1918 expone por primera vez en el Ateneo, repitiendo en agosto en una exposición colectiva junto a Solana, Gerardo Alves, Flavio San Román y otros.
El 23 de octubre de 1919 expone por segunda vez en solitario nuevamente en el Ateneo, y nuevamente con éxito de público y crítica: "Es evidente, por las críticas recogidas en los periódicos, que las obras que Ricardo exhibió, no solo fueron bien acogidas, sino que revolucionaron al público santanderino, llegando a ser designado como "el Pereda del lienzo".
En 1921 regresa a España y, por unos meses, se encierra en Ibio, ciudad natal de su madre.
Su amigo Pedro Lorenzo se encarga de suministrarle libros, colores y hasta una cámara fotográfica que Bernardo le solicita.
Hasta 1924 que viaja a Cuba, pasa por Madrid, sus alrededores (El Paular) y Segovia.
Al éxito le suceden los encargos: "Trabajo intensamente y con más alegría, pues veo la perspectiva futura.
Viene y va de Madrid a diversos puntos de Cantabria, Comillas, Castro Urdiales, el propio Santander,... y sus estados depresivos se suceden, "No tengo humor para nada.
En 1930 pasa unos meses en Mojácar, allí pinta una amplia serie de paisajes con el pueblo, sus calles y sus casas como protagonistas.
Cantabria se encuentra rodeada por las tropas sublevadas desde los primeros meses de la Guerra civil.
Desembarca en Bayona y se instala en Bon Encontre para posteriormente hacerlo en Agen.
Joaquín Sunyer le escribirá: "He pintado y hemos vivido, que es bastante en estos tiempos.
Se conservan pinturas suyas ejecutadas a la temprana edad de 12 años.
A la exposición de La Habana le sucede otra en Cienfuegos, acompañadas, ambas, por críticas favorables y numerosos encargos.
Cuba significó, más que el descubrimiento de una nueva pintura, un estado anímico y una confianza en sí mismo que le llevó a afrontar su futura pintura con mayor libertad.
El proceso es lento, sus primeras exposiciones tras su regreso no alcanzan el éxito y la acogida que tuvieran las anteriores, y son años en los que deberá abrirse camino poco a poco.