Goya analiza la naturaleza del animal, plasmándolos con gran realismo.
El pintor repetirá esta temática en sus Caprichos y antes ya lo había realizado en el Cuaderno italiano.
Entre los estudiosos ha habido gran controversia sobre la autoría del cuadro, pues no guarda relación con la serie de cartones que Goya pintó para el Pardo.
Tampoco se ven muy claramente los rasgos típicos de la pintura goyesca, quizá debido al larguísimo tiempo en el que el cartón permaneció en un sótano soportando la humedad.
Las posiciones de los gatos permiten determinar un magnífico estudio del natural.