Al final de su mandato el rey era traicionado y sacrificado por la reina, la cual elegía a un amante durante una ceremonia anual que varios siglos más tarde fue abolida cuando los matriarcados perdieron poder regio.
El novelista y cuentista Pedro Paunero también realizó un profuso estudio sobre las postulaciones de Graves al respecto.
La sacerdotisa de la diosa Luna encarnada en sí recibía diversos nombres, como Deyanira, Hebe, Alcmena etc.
El rey sagrado podía acaudillar ciertas expediciones militares además de regir los ritos religiosos correspondientes.
[7] En la mayoría de los mitos griegos se plasma que los heroes semidioses tenían un hermano mellizo mortal.
La manera en que el rey moría podía variar acorde a los ritos (ser descuartizado, quemado en una pira funeraria o devorado por un clan de mujeres antropófagas).
Posteriormente, cuando el rey comenzó a conseguir un mayor status igualando al poder de la reina sagrada, la muerte se transformó en un acto ritual donde se quemaba una esfigie de madera que representaba al rey, mientras este permanecía oculto en una tumba o cueva durante algunos días, tras los cuales regresaba y reclamaba su trono una vez más.
Esta característica era reflejada en los héroes que lograban entrar al inframundo y luego salir del mismo.