Tras la Guerra de Independencia de Brasil, el recién creado imperio brasilero se hallaba en una mala situación económica, y ante las dificultades para reclutar tropas debido a las resistencias de las élites locales brasileras, temerosas del aumento del poder del gobierno imperial, la corte imperial se dedicó a reclutar inmigrantes europeos como soldados, trayéndolos desde Europa (principalmente desde Irlanda o Alemania) para servir en las tropas imperiales.La falta de dinero en la administración imperial brasilera impedía además pagar a los mercenarios las sumas ofrecidas en Europa e inclusive abonarlas a tiempo, lo cual aumentaba el descontento entre las tropas que debían formar un cuerpo militar de gran calidad.[1][2] El enviado británico Ponsonby, en correspondencia con el Foreign Office, informó lo siguiente sobre la conspiración: "Los irlandeses, recién llegados a Río de Janeiro, también se ganaron, y su agente se fue a Buenos Aires, donde navegó con Fournier.Los alemanes e irlandeses serán compensados con tierra y dinero; Emperador carece de nacional tropas para apoyarlo.Dorrego, gobernador de Buenos Aires, se ha comprometido mediante un tratado a apoyar la insurrección y hacer una alianza con toda provincia que rechace la autoridad del Emperador".