En este ambiente proliferaban muchas enfermedades, incluyendo la tuberculosis, el sarampión, el tifus y la lepra.
Le dio plenos poderes al alcalde de la ciudad Passos Pereira y al director general de la Salud Pública, el Dr. Oswaldo Cruz para ejecutar amplias mejoras sanitarias.
La campaña también trabajó para exterminar a las ratas que transmiten la peste bubónica, trabajó en la distribución del veneno para ratas y su requerido manejo, almacenamiento y la recolección de basura.
Desde noviembre 10 al día 16, la ciudad se convirtió en un campo de batalla.
En respuesta, el gobierno suspendió la vacunación obligatoria y declaró un estado de sitio.