Retrato de la marquesa de Lazán

En los años 1790, Francisco de Goya era un pintor de moda, cuyos retratos eran muy solicitados, tanto por la aristocracia como por la alta burguesía madrileña.

Aparece a la edad de 25 años aproximadamente.

Aparece de pie informalmente apoyada en una butaca, coqueta, distinguida, vestida a la moda, estilo imperio, por lo que el talle alto realza su pecho naturalmente generoso, punto todavía más acentuado por la luz que viene de la izquierda.

El claroscuro así provocado pone en valor los volúmenes, la perspectiva, en un método que recuerda a Tiziano y Tintoretto.

La preocupación de Goya era reflejar la personalidad de sus modelos, y transmitir al espectador una opinión, sin nunca dejarlo indiferente a la persona.