Retinopatía hipertensiva

La retinopatía hipertensiva es la enfermedad caracterizada por la degeneración retiniana a causa de la hipertensión arterial.

La retinopatía hipertensiva aguda se caracteriza por disminución de la agudeza visual, la que puede ser desde visión borrosa (lo más frecuente) hasta la ceguera.

En primer lugar, esta extensión de la patología sistémica al globo ocular puede provocar síntomas visuales que como tales requerirán el correspondiente tratamiento.

Estos hallazgos se vuelven más notorios con hipertensión sistémica de larga evolución.

En la hipertensión maligna, las arteriolas son igualmente gruesas, pero se produce necrosis y depósito fibrinoide en la pared del vaso.

[9]​ Las arteriolas retinianas autorregulan su flujo sanguíneo y reaccionan con una vasoconstricción generalizada ante un aumento de la presión arterial que no es un arco reflejo, ya que las arteriolas retinianas carecen de inervación simpática.

[9]​[24]​ En la hipertensión crónica se produce esclerosis arteriolar por el efecto mantenido de la presión sanguínea aumentada sobre las paredes vasculares.

La estasis venosa distal al cruce arteriovenoso puede precipitar oclusiones de las ramas venosas retinianas.

[25]​[9]​ En la HTA crónica produce esclerosis arteriolar por el efecto mantenido de la presión sanguínea aumentada sobre la pared del vaso.

En los cruces arteriovenosos normales la adventicia arteriolar y venular son comunes, es decir, la misma adventicia que envuelve a la arteriola, es la que continúa envolviendo a la vénula en el punto del cruce.

Mientras la arteriola, con una pared vascular mayor, resiste, la vénula con unas paredes vasculares más débiles, se deforma y sufre un estrechamiento de su luz.

[8]​[27]​ Esta relación normalmente es de 3/4 a 2/3, y su alteración se divide en 4 grados (ver tabla).

[24]​[12]​ Durante la HTA moderada se observan vasoconstricciones focales a lo largo del trayecto vascular retiniano.

[24]​[12]​ En el paciente normal, puede observarse una ligera tortuosidad en los vasos y se describen de forma serpenteante.

Las vénulas perimaculares aparecen muy tortuosas; y el signo de Bonnet en el que las bifurcaciones arteriales adopten una morfología característica en letra omega o en ángulo recto.

Existen dos alteraciones definidas de este reflejo:[12]​ Se dividen en microaneurismas y macroaneurismas.

Los microaneurismas se encuentran diseminados por toda la retina con una preferencia por las zonas de bifuración donde aparecen como una dilatación sacular gerenarlmente trombosada, Pueden detectarse por angiografía fluoresceínica.

Las hemorragias preretinianas son densas, obscuras y se localizan bajo de la membrana limitante interna o el espacio retrohialoideo.

Se relaciona con dos estadios diferentes: En la retinopatía hipertensiva aguda el aspecto más común en la fundoscopía es una Vasoconstricción Generalizada.

[2]​ Los hallazgos más característicos en la fundoscopía son:[14]​ En casos más graves pueden apreciarse: La retina es el único lugar del organismo donde es posible observar los vasos sanguíneos y acceder tanto a la microcirculación como a las repercusiones parenquimatosas de la hipertensión arterial (HTA) que resultarán extrapolables a otros órganos como los riñones, el cerebro o el corazón mediante el uso del oftalmoscópio, una técnica no invasiva.

[4]​ La observación de la retina otorga una información valiosa sobre las alteraciones producidas en ella durante el paso del tiempo.

[9]​ El estudio de la retina orienta sobre el estado más o menos comprometido que pueda existir en el sistema nervioso central.

En raras ocasiones, la hipertensión esencial no tratada puede conducir a una crisis hipertensiva aguda.

La medición de la presión arterial sistémica es necesario descartar otras causas, con cuadros clínicos similares.

Un control demasiado rápido puede conducir a isquemia de la cabeza del nervio óptico, el cerebro y otros órganos vitales, lo que resulta en daño permanente.

[2]​ Por sí mismo, retinopatía hipertensiva crónica rara vez, se traduce en una pérdida significativa de visión.

Entre más se apegue un paciente al tratamiento, menos probabilidades tiene de sufrir la enfermedad.

Arteria oftálmica con sus ramas. La arteria central de la retina es visible en el centro.
Vasos oculares