El retablo mayor de la iglesia monástica de San Benito el Real, en Valladolid, fue tallado y montado entre 1527 y 1532 para el gran monasterio del mismo nombre.
Berruguete realizó un diseño arriesgado y original, de formas muy ligeras y al mismo tiempo llenas de tensión desenfrenada: balaustradas, grutescos y órdenes arquitectónicos clásicos, coronados por una gran venera, todo remozado por el espíritu inquieto del artista.
Berruguete era particularmente aficionado al dorado, que aplicaba tanto a ropajes, como a fondos e incluso al pelo, aumentando, así, el efecto irreal y expresivo de las escenas.
Se educó en Italia, donde conoció personalmente a Miguel Ángel, así como la obra de Donatello y Della Quercia.
Trabaja deprisa, precipitadamente, como si la idea fuese a escapársele, por eso, son normales los errores, sin embargo, la fuerza creadora tapa estos deslices.