Su obra no tuvo continuadores inmediatos y sólo fue captada más adelante por Miguel Ángel.
Hacia 1386 se traslada con su familia a Lucca en donde entra al taller del escultor Antonio Pardini.
Uno de los comandantes se puso enfermo y luego murió, los ciudadanos decidieron organizar un funeral muy suntuoso para el y el ayuntamiento ordenó llevar enfrente de su ataúd la estatua que representaba al fallecido a caballo en tamaño mayor.
Jacopo hizo una escena totalmente terminada la que encantó mucho a todos y con la que él podría ganar el concurso si Jacopo no tuviera a competidores como Donatello y Brunelleschi.
Viendo su trabajo hecho en la portada de dicha iglesia, le solicitaron a regresar a Lucca para hacer una losa de mármol para Federigo, hijo del Maestro Trenta del Veglio.