El concepto introduce una valoración positiva[1] o negativa al impacto que una decisión tiene en la sociedad.
Uno de sus grandes representantes, Cicerón, en libro primero de “Los Deberes”, habla sobre los deberes que tiene el hombre hacia la sociedad y hacia él mismo y propone que existe solo una ley verdadera.
Esta ley es la recta razón, la cual de acuerdo con la naturaleza, gobierna sobre todos los hombres, es eterna y no cambia.
La misma impulsa a los hombres al cumplir con sus deberes, prohibiéndoles hacer el mal.
En la actualidad la responsabilidad social se considera un concepto normativo no obligatorio o “ley blanda” (es decir, sin la fuerza de la ley), tales como los plasmados en algunos acuerdos internacionales, por ejemplo, la “Declaración universal sobre Bioética y Derechos Humanos” adoptada por la UNESCO[5] etc.[6] Esto ha dado origen no solo a diferentes tentativas o percepciones “sectoriales” de establecer mecanismos de "responsabilidad social” -la más notable entre las cuales son las referentes a responsabilidad social corporativa o “responsabilidad social empresarial” (RSE)[7][8]- sino a nuevas propuestas acerca de las implicaciones institucionales del concepto.