Debido a la cuidadosa organización y abrumador poderío militar del nazismo del Estado alemán y sus partidarios, muchos judíos fueron incapaces de resistir a los asesinatos.
Para que acepten su exclusión de muchas profesiones en Occidente, llevaban un signo distintivo (brazalete o una estrella amarilla), la concentración en los guetos, el trabajo forzado en las empresas que suministraban el ejército alemán etc.[1] Los que tenían certificados de "judíos económicamente útiles" habían creído durante mucho tiempo que aquello los protegería del riesgo de arresto y deportación.
Desde el comienzo de la ocupación, los judíos tuvieron que librar una lucha diaria para sobrevivir.
"[3]Esta opinión cuenta con el apoyo de Yehuda Bauer, que escribió que la resistencia a los nazis, no sólo fue oposición física, pero cualquier actividad que dio el pueblo judío a la dignidad humana de la forma más humillante y condiciones inhumanas.
Hubo grupos de judíos partisanos que operaron en muchos países.