René Berger

Berger propone distinguir qué es lo propio de la TV frente a cualquier otro medio.

Todos los MMCC están sometidos a una triple constricción: temporal, espacial y simbólica.

El mensaje necesita también de un soporte material para conservarse intacto durante su propagación por el espacio y el tiempo.

Sitúa al lector a una cierta distancia que le permite ser más distante respecto de sus contenidos.

La TV lleva a cabo la empresa nunca vista de hacer coincidir lo verdadero, lo imaginario y lo real en la punta extrema del presente.

Aún no se ha medido la influencia sociológica de la potencia del medio televisivo.

Los seres humanos construimos nuestra trayectoria vital a partir de la confrontación entre el placer (lo que deseamos) y la realidad.

Por ejemplo, una persona sana en el siglo XVIII podía consistir en alguien que comiera mucho.

Según Berger, la mecánica por la que se excita el deseo en los medios audiovisuales puede tener una finalidad equilibradora, pues ese mundo de imágenes fantástico se asemeja mucho a los sueños que necesitamos para vivir.