Las relaciones internacionales entre España y Estados Unidos se refieren a la coyuntura internacional que establecen estos países en temas como economía, política, comercio, etc. Estados Unidos y España establecieron relaciones diplomáticas en 1785, tan solo dos años después de la independencia norteamericana.[1] El primer asentamiento español en América del Norte se localizó en San Agustín (Florida), aunque también se colonizaron e iniciaron misiones religiosas en territorios como: California, Luisiana, Nuevo México, Texas, etc. Hasta un total de dos tercios del actual territorio estadounidense llegó a pertenecer al Imperio español.La relación entre la parte continental de América del Norte y la colonia española de Cuba comenzó en el siglo XVIII gracias a los contratos comerciales entre las colonias europeas en el Nuevo Mundo.Los dos países mantuvieron una guerra en 1812 por el control de los territorios cercanos al río Misisipi, y con el apoyo clandestino del gobierno del presidente James Monroe, colonos estadounidenses en Florida se rebelaron contra el ejército español, como resultado de esto, España perdió parte del oeste de Florida.En 1819 se firmó el tratado de Adams-Onís, mediante el cual se volvía a la normalidad diplomática, para esto, España tuvo que conceder a Estados Unidos toda la Florida (aunque Estados Unidos reclamaba también una zona importante al oeste, lindando con las Montañas Rocosas, y en la orilla del río Sabine).A mediados del siglo XIX, y con la reina Isabel II como protagonista, las relaciones hispano-estadounidenses seguían siendo tensas.La política internacional desarrollada durante la llamada «Década Moderada» distanció aún más a los dos países.Al mismo tiempo que los Estados Unidos deseaban ampliar su comercio y las inversiones en Cuba durante este período, las autoridades españolas aplicaron una serie de normas comerciales destinadas a desalentar las relaciones comerciales entre Cuba y los EE.Durante la guerra civil estadounidense, España se mantuvo neutral, pero exigió a las dos facciones no atacar a Cuba, ya que España seguía creyendo que tras la guerra, la política imperialista internacional estadounidense se reanudaría.Las hostilidades diplomáticas comenzaron en 1897 cuando el presidente estadounidense McKinley proponía ofrecer «ayuda» a España para resolver el problema independentista cubano, a la cual esta se negó; además, Estados Unidos también estaba interesado en otros territorios como Filipinas, Puerto Rico, Guam, etc. Tanto William Randolph Hearst como Joseph Pulitzer, magnates periodísticos conectados a las altas esferas gubernamentales estadounidenses, manipularon las historias publicadas en sus periódicos para hacer creer a la opinión pública de EE. UU.Fue este el acontecimiento que acabaría con lo que en su día fue el Imperio Español y originó en España una gran crisis política y social interna, dando lugar incluso a movimientos culturales, como la Generación del 98.Tras la guerra hispano-estadounidense, fructificó en España un sentimiento antiestadounidense, pero durante la primera parte del reinado de Alfonso XIII, España mejoró su posición comercial y mantuvo estrechas relaciones con Estados Unidos, lo que provocó la firma de tratados comerciales entre ambos países en 1902, 1906 y 1910.El embargo se limitó al armamento mientras que las empresas estadounidense pudieron vender combustible y víveres a ambas facciones.[6][7] Años después el propio Roosevelt se lamentó de no haberle vendido armas a los republicanos cuando tuvo la oportunidad.Alemania e Italia por su parte proveyeron municiones, apoyo aéreo y tropas a los nacionalistas, liderados por Francisco Franco.[8] Los nacionalistas, liderados por Francisco Franco, recibieron un apoyo importante de varias empresas americanas.Después de que la guerra terminara, José María Doussinague, que era por aquel tiempo vicesecretario del Ministro de Exteriores español dijo: "sin el petróleo americano, sus camiones y sus créditos jamás podríamos haber ganado la guerra civil".[9] Mientras trabajaron para el North American Newspaper Alliance (NANA) el novelista Ernest Hemingway y la corresponsal de guerra Martha Gellhorn intentaron demostrar la conexión entre Adolf Hitler y Franco, incluso aunque ambos líderes no se gustaban mutuamente, y Franco tendía a manipular a Hitler para su propio beneficio durante la guerra; Franco nunca devolvió judíos refugiados a la Alemania Nazi como esta pedía, y cuando la División Azul fue despachada para ayudar a los alemanes se les prohibió combatir a los aliados, y solo lucharon contra los soviéticos.[10] Poetas americanos como Alvah Bessie, William Lindsay Gresham, James Neugass y Edwin Rolfe fueron miembros de las Brigadas Internacionales.Vincent Millay, Randall Jarrell y Philip Levine también escribieron poemas sobre la guerra civil.[12] Tras el apoyo militar e ideológico del régimen franquista al Tercer Reich durante la Segunda Guerra Mundial, y tras la derrota de este, España quedó aislada en el contexto internacional y fuera del Plan Marshall.Esta alianza militar se afianzó en el Pacto de Madrid de 1953 y en 1955 España entró en las Naciones Unidas, además, el presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower realizó una breve visita a España en 1959 para afianzar las relaciones.[21] En materia antiterrorista, Canadá y Estados Unidos fueron los únicos países americanos que clasificaron a la organización ETA como grupo terrorista.[25] En 2010, George W. Bush publicó sus memorias titulada Decision Points, en ellas describió a Aznar como un «líder visionario».Este atentado, que se cobró la vida de 191 civiles, originó un gran revuelo en la opinión pública.En 2015, en un libro escrito por José Bono Diario de un Ministro reveló que en 2005 tuvo que recurrir a la ayuda del cantante español Julio Iglesias para poder reunirse con el entonces Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.
El vicepresidente del Gobierno
Alfonso Guerra
(segundo por la izquierda) comparece en rueda de prensa para dar los resultados del referéndum de la OTAN.