[1] En 1950, los dos países organizaron intercambios culturales entre sus ciudadanos con el objetivo de desarrollar nuevas relaciones.
Durante el mismo año, el canciller yugoslavo Mirko Tepavac invitó al canciller peruano Edgardo Mercado Jarrín a una visita oficial a Yugoslavia.
El gobierno yugoslavo, que manejaba su propia agenda geopolítica, pensaba que gobiernos latinoamericanos de tinte socialista no alineados a la Unión Soviética, como era inicialmente el llamado Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada de Velasco, estarían en condiciones de contrarrestar los esfuerzos de Cuba para posicionar a los regímenes socialistas latinoamericanos con los intereses del Bloque del Este, que eran rivales de la República Federativa Socialista de Yugoslavia.
[4] El gobierno revolucionario peruano terminó por asimilarse a los intereses cubano-soviéticos, en contraposición de los intereses yugoslavos, desde ese momento, incluso luego de la caída de Velasco en 1975, las relaciones entre el Perú y Yugoslavia se redujeron al mínimo hasta la desaparición de esta última en 2003, cuando se reformó como Serbia y Montenegro.
Lo curioso es que también se registró a Macedonia del Norte en la lista como una nación aparte, cuando este país formó parte de Yugoslavia hasta 1991.