Reginaldo Toro
[3] Durante su mandato, especialmente por la vocación misionera del obispo, tomó contacto repetidamente con la acción del cura José Gabriel Brochero en el valle de Traslasierra.En 1898, queriendo premiar su intensa actividad y darle un tiempo de descanso, lo nombró canónigo de la Catedral de Córdoba; pero Brochero renunció cuatro años después y regresó a las sierras, donde fallecería doce años más tarde.[4] Viajó a Roma para participar en el Concilio Plenario de la América Latina, que tuvo lugar entre mayo y julio de 1898.También se preocupó por la prensa católica, fundando el periódico Los Principios.Trasladado a la capital provincial, la enfermedad resultó irrecuperable, de modo que debió ser reemplazado en sus funciones pastorales por monseñor Filemón Cabanillas, vicario general.