La mayoría de estas instalaciones están gestionados por un club alpino.
[1] Se encuentran siempre abiertos y cualquiera que los necesite puede hacer uso de los mismos.
[3] Están divididos en varias habitaciones independientes, y son de madera o piedra del lugar, aunque ocasionalmente pueden ser de ladrillos, o estructuras prefabricadas.
[4] Hacia fines del siglo XX se desarrollaron refugios que ofrecen servicios propios de hoteles, por ejemplo ofreciendo comidas, aunque su confort sigue siendo rústico.
De su gestión se encargan los guardas o refugieros, nombrados por el club.