Durante el siglo XVIII, hubo personalidades fanáticas del excursionismo como el filósofo francés Jean-Jacques Rousseau, pues era un hombre aficionado a la botánica y a las excursiones a pie, sin embargo se destacó más el pedagogo suizo Johann Heinrich Pestalozzi, quien creó una escuela de botánica con la que promovía hacer de este aprendizaje un conocimiento relacionado directamente con la acción en campo, por lo que el excursionismo se convirtió en una actividad relevante en su vida académica.
Aunque se trata de una actividad recreativa, es importante poner a consideración que quienes más practican excursionismo son los “geógrafos, arqueólogos, paleontólogos, biólogos, artistas y deportistas”.
[4] El excursionismo cuenta con ciertas reglas básicas,[3][7] como cualquier otra actividad física o deporte: Es sumamente importante considerar factores tales como las personas que asistirán y su respectiva condición física, el clima probable del lugar a visitar, el equipo mínimo indispensable tanto personal como colectivo y los conocimientos necesarios para realizar tal excursión, entre otros, ya que de esto depende el éxito de la actividad.
Para la cabeza, es apropiado llevar un pañuelo que refresque esta parte del cuerpo, aún más para quienes sufren un desmayo, una herida, una lesión o fractura.
Debido a que no hay edad para esta actividad de carácter deportivo y recreativo, permite la sana convivencia entre familiares, amigos, entre otros.