Las reformas litúrgicas del papa Pío XII se llevaron a cabo principalmente entre 1947 y 1958.
[2] Las nuevas reglas de ayuno abrieron el camino para programar misas vespertinas, las cuales el régimen de ayuno desde la medianoche hizo casi imposibles para aquellos que deseaban recibir la comunión.
En 1949 se concedió permiso para usar el chino mandarín en misa salvo en el canon, y para usar el hindi en la India en 1950.
[5] Como medio para un mayor entendimiento de la congregación, Pacelli también permitió que un laico leyera en voz alta la epístola y el evangelio, en tanto que el celebrante los leía en latín y en voz baja.
Sin embargo, todos esos permisos debían ser otorgados por la Santa Sede, y Pío XII condenó enérgicamente los esfuerzos de los sacerdotes individuales y las comunidades para introducir la lengua vernácula por su propia autoridad.
Se estableció la ubicación del santísimo sacramento dentro de la Iglesia, para estar siempre en el altar mayor en el centro.
[11] La iglesia debía exhibir objetos religiosos, pero no sobrecargarse con elementos secundarios o incluso kitsch.
El arte sacro moderno debía ser reverencial y aun así reflejar el espíritu de su tiempo.
Entre muchos cambios detallados, solo se mantuvieron cuatro de las lecturas tradicionales del Antiguo Testamento.
Pío ya había hecho, en 1949, una declaración pública de que la palabra latina "perfidus", que se aplica al pueblo judío en esta oración, significa "incrédulo", no "pérfido" o "traicionero".