La sospecha cayó sobre Harry Houghton, un antiguo marinero y quien, en ese momento, era un funcionario civil que trabajaba en la base.
Además, se había vuelto en bebedor empedernido, que solía comprar grandes rondas de bebidas alcohólicas en los bares o pubs locales.
Ella, por su parte, era una empleada administrativa vinculada al archivado de material impreso, y podía manejar documentos clasificados a los cuales Hougthon no tenía acceso por sí mismo.
Este individuo solía viajar a menudo al extranjero y era bastante popular entre las mujeres, sobre todo entre las de la alta sociedad.
Smith y dos colegas policiales, se trasladaron al área de Ruislip para ver a los Kroger.
Encontró que éste contenía microfilmes (microfilms) o micropuntos (en inglés, microdots), documentos fotográficos reducidos, con el fin de hacerlos lo suficientemente pequeños como para poder ser contrabandeados fuera del país con mayor facilidad.
Los microfilmes encontrados en la casa de los supuestos Kroger contenían cartas enviadas entre Gordon Lonsdale y su esposa, que vivía en la URSS, con los hijos del matrimonio.
Fueron necesarios varios días para desenterrar todos los equipos, y otros artículos, incluyendo los reveladores pasaportes canadienses falsos, sólo serían encontrados por los agentes de contra-inteligencia del MI5 una vez que la policía ya había finalizado su propia búsqueda y registro anteriores.
[1] También se encontraría bastante dinero en las casas de Harry Houghton, Gee y del supuesto Lonsdale.
Ni el aparente Lonsdale ni los supuestos Kroger subieron al estado, pero en declaraciones formuladas afuera de la Corte, Lodsdale pretendió asumir toda la responsabilidad por la actividad, minimizando notablemente el papel de sus socios.
Pero no podían explicar por qué los investigadores habían encontrado, en su propia casa, pasaportes canadienses falsos con sus respectivas fotografías en ellos.
Clara y evidentemente, éstos podían ser usados para un eventual intento de fuga del Reino Unido.
Él diría que a través de sus huellas digitales, los supuestos Kroger habían sido identificados como Morris y Lona Cohen respectivamente, renombrados espías que antes ya habían trabajado para la Unión Soviética en los Estados Unidos, junto a los notables Ethel y Julius Rosenberg, Rudolf Abel y David Greenglass.
En 1969, fueron intercambiados por el ciudadano británico Gerald Brooke, quien se hallaba detenido en la Unión Soviética.
En 1964 fue finalmente canjeado por el espía británico Greville Wynne, quien se encontraba detenido en la URSS.
Su nombre ficticio se trataba, en realidad de un necrónimo, que había correspondido a un auténtico ciudadano canadiense llamado Gordon Lonsdale, que sí había nacido en 1922 y fallecido probablemente en 1943, víctima de un aparente asesinato).