Real Fuerte de la Concepción

Se ubica en el llamado cerro de Gardón, a escasos metros del río Turones, frontera con Portugal.

Construido en plena Guerra de Restauración portuguesa y reconstruido décadas más tarde.

Los años de unión entre ambos reinos habían dejado indefensa una frontera que ya no se necesitaba.

Felipe IV tardaría casi veinte años en intentar la recuperación de la Corona portuguesa.

Durante el siglo XIX el Fuerte paso a manos privadas siendo utilizado como cantera, para cultivar champiñones en sus naves y como cuadra para el ganado.

Abandonado durante cincuenta años, los lugareños de la comarca lo convirtieron en cantera para sus edificaciones.

[15]​ Dicha obra recibió en 2014 el premio a la mejor restauración de un edificio militar en España.

Las guerras del siglo XVIII, a diferencia de las del siglo XVII, no fueron por motivos morales, sino que iban dirigidas a conseguir propósitos concretos, con medios limitados, obteniendo por ello, también, éxitos limitados.

Por esta razón, durante el siglo XVIII, sobre todo en su segunda mitad, hubo relativamente pocas batallas campales y sí muchos asedios de fortalezas, que suponían mucho trabajo y sudor, pero poca efusión de sangre.

Una fortaleza conquistada con mucho esfuerzo y tras meses de asedio podía ser devuelta si se recibían a cambio otras compensaciones.

Rara vez se tomaba el fuerte al asalto y no solo por ahorrar vidas humanas, sino por la escasez de tropa veterana, fenómeno que afectaba a todos los ejércitos de la época.

Vauban no inventó nada sobre poliorcética, sino que sólo perfeccionó el sistema de fortalezas anterior, que habían diseñado holandeses como Simón Stevins, alemanes como Daniel Speckle o italianos como Maggi o De Marchi, pero Vauban supo combinarlas con extremado acierto.

Maqueta de José López Carretón .
Patio de armas.
Escudo de armas.
Camino cubierto.
Plano del Real Fuerte de la Concepción.