Realizó su primera aparición pública como pianista en 1888 (tenía 4 años), y sus padres lo llevaron a tocar para Anton Rubinstein, quien previó la posibilidad de una carrera como intérprete del piano.
En un libro dedicado a Chopin, publicado en 1936, toma una posición clara contra la música contemporánea.
Consideraba que los experimentos musicales de los últimos 25 años, que buscaban nuevos caminos sobre una "base cerebral, matemática", habían fracasado, y llamaba a los representantes de la música moderna, a quienes nombró "experimentadores, modernistas, inventores, subversivos", "tristes fantasmas de un tiempo aún más triste".
Durante la Segunda Guerra Mundial fue nuevamente internado (en Berlín) y en 1945 se trasladó a vivir a Poznań, aceptando un puesto de profesor en la Escuela Superior Estatal de Música.
("Sein Spiel meidet Extreme, ist klar, farbig, mit fließender, subtiler Phrasierung und breiter Dynamik.")
[3] Entre sus alumnos se encontraban Detlef Kraus, Monique de La Bruchollerie, Hanna Rudnicka-Kruszewska, Wanda Losakiewicz e Irena Wyrzykowska-Mondelska.