Al cabo de unos años y acumulada ya un apreciable fortuna, los Zavala se trasladaron a Lima.
Este batallón, bautizado originalmente con el nombre de Número 11 de la Guardia Nacional y luego como el Provisional de Lima N.º 3 en los cuadros generales del ejército, integró la llamada "División Exploradora" (al mando del general Pedro Bustamante), que marchó hacia Tarapacá, desembarcando en Iquique y pasando luego a ocupar la posición establecida en La Noria, donde Ramón Zavala, con el grado de teniente coronel, asumió su mando, en tanto que su hermano era retirado para que atendiera los negocios familiares.
Ramón no solo era considerado como el jefe que compartía penalidades y siempre estaba a la vanguardia incitando con su ejemplo, sino como un protector de sus tropas que lo llamaron "el padre de sus soldados".
Se halló después en la retirada hacia Tacna y pasó a guarnecer la plaza de Arica, sitiada por las fuerzas chilenas.
El historiador peruano Jorge Basadre, refiriéndose a esta clase empresarial emergente que dio héroes de tal talla, dice: “Eran hombres de trabajo, muy unidos al pueblo, pues hasta se divertían con ellos, muy peruanos en sus hábitos, sus ideas, sus gustos, sus afanes.
Quizás allí hubiera estado el germen de una nueva clase conductora celosamente patriota que no tuvimos”.