Ramón María Narváez
Como líder del Partido Moderado es reconocido por haber sido el principal defensor del sistema isabelino frente a la amenaza de la revolución que se cernía sobre España.Su carrera militar comenzó en el regimiento de Guardia Valona en 1815, y durante el Trienio Constitucional (1820-23) se decantó por los partidarios del liberalismo.En mayo de 1836 fue destinado al Ejército del Centro, donde se vio envuelto en algunas operaciones en el Bajo Aragón, y donde se enfrentó y derrotó a Ramón Cabrera en Pobleta de Morella.Narváez se refugió primero en Gibraltar, y, exiliado en París, presidió junto a Córdova una junta de oposición a Espartero, la llamada "Orden Militar Española", que veía en la sublevación el medio para liquidar la hegemonía progresista en España.Permanecería en la capital francesa durante los tres años que duró la regencia de Espartero.La reputación alcanzada por su papel director en el movimiento revolucionario de 1843, promocionó a Narváez como nuevo hombre fuerte del Partido Moderado.Así, en 1844, cuando Isabel II, que ya había sido declarada mayor de edad, decidió entregar la función de gobierno a los moderados, Narváez fue designado por primera vez presidente del gobierno.Aparte de la reforma constitucional, el primer Gobierno de Narváez se sumió en una ingente labor legislativa, entre cuyas principales medidas se encuentran: Durante su mandato, Narváez tuvo que hacer frente a diversas conspiraciones y sublevaciones para hacerle caer, como las dirigidas por Prim en 1844 o el levantamiento en noviembre del mismo año del general Martín Zurbano, que sería apresado y fusilado a inicios de 1845.Su éxito en mantener a España ajena a los movimientos revolucionarios que sacudían Europa le valió un enorme prestigio a nivel internacional, donde sería reconocido como “uno de los más fuertes adalides del orden público y de la tranquilidad general”, según consideraciones del Gobierno francés.[2] No obstante, fue durante este periodo, en el que se tomaron importantes medidas autoritarias para contener la revolución cuando se fue extendiendo en la política española la crítica a las actitudes dictatoriales de Narváez.Y en clave interna, tuvo que hacer frente a un rebrote del movimiento carlista en tierras catalanas, en la conocida como segunda guerra carlista o Guerra de los Matiners.Entre 1856 y 1868 presidió tres gabinetes, desde los cuales ejerció una política represiva de cualquier manifestación subversiva, a la vez que trataba de introducir medidas reformistas.