[2] Su capacidad para abordar múltiples proyectos de diferentes tipologías y en contextos distintos, a un altísimo nivel, le permitió ganarse la confianza del mundo empresarial valenciano, actuando en muchos casos como consejero.
Amante de la filosofía darwiniana según la cual «no es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio», impregnaba de imaginación y empuje sus proyectos y los trasmitía a su entorno.
[3] Discípulos suyos impregnados de ese espíritu, confiaron en él y salieron al exterior, destacando como figuras indiscutibles Santiago Calatrava o José María Tomás Llavador.
Posteriormente, ya en el año 2000, dirigió la remodelación y actualización del mismo centro.
La primera en 1965 con un edificio en Tabernes Blanques, y terminando con sus tiendas más emblemáticas e importantes como el Lladró Plaza de Nueva York, el Rodeo Drive de Beverly Hills junto al arquitecto americano Ki Suh Park, donde fue ampliamente galardonado, o el Ginza Building de Tokio.