Sus obras combinan la luz y el color del sur mediterráneo con una estética moderna que no le aleja de las vanguardias europeas, sin dejar la figuración, como en su lienzo La chica del pericón.
Poco antes de su muerte viajó a Costa Rica, donde se celebró una amplia exposición y en la que figuraron sus obras más recientes, que fueron la base principal del actual Museo Pellicer.
Los convulsos años de la Guerra Civil, que él vivió en Madrid en el bando republicano, le obligaron a cambiar su temática a la conclusión del conflicto.
Después, volvió a dejarse llevar por el colorido del Marruecos Español viajando por ese país, muy en la onda de pintores como Mariano Bertuchi y José Cruz Herrera.
Contrajo matrimonio con la doctora y psicoanalista cordobesa Carolina Zamora Herrador.