Rafael García González

Carmen González Chávez; a los cuatro años, su madre falleció y fue entonces cuando se despertó en él, la vocación al sacerdocio.Le preocupaba fuertemente la injusticia social, le preocupaba el Seminario: dotar de sacerdotes capaces, serviciales y santos a la Diócesis de Tabasco.Le preocupaba el problema del petróleo y sus consecuencias; pero sobre todo le preocupaban los pobres, los que nada tienen, ni siquiera voz, y se constituyó muchas veces en su voz.[1]​ En Tabasco realizó un fuerte trabajo pastoral, aumentó considerablemente el número de sacerdotes y religiosas, y dio gran impulso a las diferentes comunidades parroquiales, teniendo especial cuidado en que fueran atendidos los indígenas.Se hizo presente en los momentos difíciles de la gente, incluso llevándoles ayuda material.[1]​ Retomando la obra iniciada por su antecesor Antonio Hernández Gallegos, dio inicio a las operaciones del Seminario Mayor de Tabasco, promoviendo intensamente las vocaciones autóctonas y lo logró; durante algunos años, incluso se proporcionó formación sacerdotal en este Seminario a seminaristas de la Diócesis de Coatzacoalcos.Inició el proceso del Sínodo Diocesano, que se extendió a todos los sectores, ya que se trataba de involucrar a toda la Iglesia Diocesana.