Para proteger sus inversiones, los promotores privados franceses instalaron transmisores en países vecinos que ofrecían un entorno más favorable en materia de legislación y asuntos tributarios.
Por lo tanto, sólo quedaron estaciones de radio periféricas, cuya ubicación les permitió escapar de las regulaciones francesas.
[2] Para el público francés, las estaciones de radio periféricas proporcionaron fuentes adicionales de noticias y entretenimiento, consideradas menos sujetas al control del gobierno.
[2] Durante las protestas de mayo de 1968, la cobertura del acontecimiento por las radios periféricas fue considerada más confiable e imparcial que la brindada por la radio estatal, transmitiendo en vivo desde las calles y dando voz a los líderes de la movimiento, como Daniel Cohn-Bendit y Alain Geismar.
[2] El monopolio estatal sobre la radio terminó en 1981, permitiendo la creación de varias estaciones privadas en la banda FM.