Su nacimiento, situado a una altitud considerable, se caracteriza por un caudal modesto, afectado por la pendiente del terreno y la alta permeabilidad del suelo, lo que provoca varios tramos de infiltración a lo largo de su curso inicial.
Finalmente, el río Val continúa su recorrido hacia el este, cruzando la frontera entre Castilla y León y Aragón, hasta confluir con el Río Queiles en la localidad aragonesa de Los Fayos (provincia de Zaragoza).
Esta situación ha colocado al embalse entre los más afectados por la contaminación en la cuenca hidrográfica del Ebro, generando preocupación tanto en comunidades locales como entre organizaciones ambientales.
[6] La situación actual plantea un desafío significativo para los gestores de la cuenca del Ebro y las autoridades locales, quienes buscan equilibrar las necesidades hídricas de la región con la conservación del entorno natural.
Esta biodiversidad hace que el río y sus alrededores sean un destino ideal para el ecoturismo y la observación de aves, actividades que han experimentado un crecimiento en los últimos años debido a la creciente demanda de turismo sostenible.
[8] En el ámbito turístico, la región ha trabajado en el desarrollo de rutas interpretativas que destacan el valor natural y cultural del río Val.
Estas rutas, diseñadas para fomentar el turismo responsable, incluyen paneles informativos sobre la historia geológica del área, las especies endémicas y los retos ambientales actuales.