Muchas de estas variedades pertenecen a la rama Quechua I.
Se encuentran en peligro de extinción y son pocos los niños que las hablan.
Los lectos de Yauyos han retenido en gran modo las antiguas características fonológicas del quechua, incluidas la africada retrofleja [ʈ͡ʂ].
Las diferencias entre los dialectos locales individuales son tan amplias que sólo difícilmente se puede hablar de variantes.
Alfredo Torero registra las siguientes variedades: Huacarpana, Apurí, Madean-Viñac, Azángaro-Huangáscar-Chocos, Cacra-Hongos, Tana-Lincha, Tomás-Alis, Huancaya-Vitis and Laraos.