En 1931, el inventor John Emerson había refinado el dispositivo de Drinker y reducido el costo casi a la mitad.
Dentro del respirador de tanque, el paciente yacía en una cama (a veces llamada "bandeja de galletas"), que podía deslizarse hacia adentro y hacia afuera del cilindro según fuera necesario.
A los lados del tanque se colocaron ventanas de portal para que los asistentes pudieran alcanzar y ajustar las extremidades, las sábanas o las compresas calientes.
[6] Drinker y Harvard en seguida demandaron a Emerson por violaciones de patente, que resultaron improcedentes[7].
[10] Fue un éxito y rápidamente reemplazó al pulmón de acero en toda Europa.
[11] El pulmón de acero tiene actualmente un lugar marginal en la terapia respiratoria moderna.