Se accede allí a través de las dos bocas de puerto del Lido y de Malamocco: la primera está unida directamente al centro histórico, y la segunda está unida con el artificial canale dei Petroli, que conecta directamente a la zona industrial.
Los fondos, de arena y lodo, tienen unos 16 metros de profundidad en el canale dei Petroli, para bajar a en torno a los 12 metros en el canal que une Malamocco y Marghera.
Tras una negociación que duró tres años, en diciembre de 2017 una gran zona del puerto seco fue adquirida por el holding del emprendedor ligur-nigeriano Gabriele Volpi por un precio equivalente a 68 millones de euros.
[1] En los años treinta y cuarenta del siglo XIX, Austria dedicó una notable atención a la ciudad de Venecia.
Por esta razón, se hizo necesario identificar una nueva sede para la estructura portuaria veneciana, que, tras una larga serie de discusiones y debates, se decidió ubicar en el extremo occidental del canal de la Giudecca, donde fácilmente se podría realizar una conexión ferroviaria entre los muelles y la estación.
La estación marítima se unió al ferrocarril mediante dos puentes de hierro, y entre 1908 y 1909 se realizaron más obras para la consolidación del acceso a la boca del Lido.
El nacimiento de la zona industrial y del barrio urbano anexo en la zona entonces denominada de los Bottenighi se debe casi exclusivamente a la iniciativa de Giuseppe Volpi, que ya en los primeros años del siglo XX había empezado a vender terrenos a las industrias químicas que se instalarían en la zona.
Otro dato interesante tiene que ver con el sector Ro-Ro, afectado por la fragmentación política y económica del Mediterráneo oriental pero que se ha recuperado velozmente a partir de 2014, año en el que el puerto de Venecia puso a disposición del sector una terminal dedicada, atrayendo nuevas líneas y nuevos servicios.