Por lo tanto, se suele datar de tiempos del primer emperador Augusto (27 a. C.-14 d. C.), cuando Córdoba adquirió el título de Colonia Patricia y se amplió hacia el Guadalquivir.
[4] Alberga una longitud de unos 331 metros y está compuesto por 16 arcos, aunque originalmente tuvo 17.
Probablemente la Vía Augusta que iba desde Roma hasta Cádiz pasaba por él.
Además, el puente fue parte integrante de la carretera nacional N-4, siendo atravesado por los viajeros que bajaban desde el centro de España hacia la zona sur y viceversa.
Igualmente Isaac Moreno Gallo[10] defiende que no es correcto seguir catalogándolo como puente romano.
Según este mismo autor, las obras realizadas en época de dominación musulmana, aunque mantuvieran en gran medida la traza y utilizaran los mismos materiales que la romana, seguramente cambiaron su fisonomía.
[13] La restauración dio lugar a una gran polémica debido al carácter radical de la remodelación, especialmente por el granito rosa usado para la pavimentación.
[14] El entorno del puente romano presenta una singularidad destacable por encontrarse enclavado en una pequeña reserva natural, llamada los Sotos de la Albolafia.