Al ser un pueblo nómada, los seris recorrían un área que corresponde a catorce municipios actuales de Sonora.
Se cree que en esa época, el pueblo seri estaba organizado en seis bandas, divididas a su vez en clanes.
Los grupos reconocidos por los seris eran: También se menciona como hipótesis no comprobada los Hant Ihíini comcáac ('la gente seri de Baja California'), o Hast Quita quihíizitam ('los que nacieron en Hast Quita' en Baja California).
Por ello, los seris conservaron durante más tiempo que otros pueblos indígenas su autonomía y su cultura.
Ninguno de sus esfuerzos tuvo éxito y los comcaac siempre regresaron a la vida del desierto, por lo que fueron considerados como un grupo belicoso, dedicado al pillaje, robo y matanza del ganado.
Los españoles primero y los mexicanos más tarde, reaccionaron ante los comcaac con políticas de exterminio, lo que condujo al aniquilamiento casi total del grupo.
No obstante, fue a lo largo de los dos primeros tercios del siglo XIX cuando fueron más perseguidos y prácticamente aniquilados tanto por los soldados como por los rancheros mexicanos, quienes mediante la nueva tecnología podían utilizar los recursos naturales que aún quedaban en manos de los seris; algunos de éstos lograron huir y refugiarse en la isla Tiburón.
Sin embargo, al irse colonizando cada vez más este poblado por pescadores no indígenas, los seris se trasladaron a Desemboque, usando como campamentos ocasionales algunos campos intermedios.
[5] Actualmente la mayoría de la población es bilingüe a cierto nivel, aunque con preferencia habla su propia lengua en todas sus actividades locales.
[1] Los hablantes mantienen una tradición oral enormemente rica que preserva su historia y cultura.
En las últimas décadas, una pequeñísima parte de esta tradición se ha presentado en forma escrita.
[6] Los seris mantienen su lengua con gran vitalidad y en lugar de adoptar términos del español para designar los nuevos elementos culturales que se han agregado a su vida, continúan creando términos nuevos.
[7] Es casi nulo el conocimiento que se tiene sobre la existencia de terapeutas y técnicas tradicionales entre los seris.
[9][10][11] En las últimas décadas, los ingresos del trabajo con el palo fierro son cada vez menores por la competencia que hay de artistas no indígenas.
La isla Tiburón está provista de cinco aguajes que no son suficientes para sostener a la población seri total.
Pese a la aridez del desierto que habitan, los seris aprovechan la flora y la fauna de la zona.
[14] En la zona seri no hay ninguna iglesia católica ni sacerdotes de este culto.
A pesar de todo, mantienen en su lengua y sus prácticas esa matriz cultural que los asocia directamente con la naturaleza.
[17][18][19] Hay varias clases de canciones,[20] pero no todas son bien representadas actualmente, y algunas se prestan más a presentaciones públicas.
Con base en esta obra, la directora de cine Matilde Landeta rodó en 1949 el filme homónimo.
En 1974 se realizó un documental sobre el pueblo Seri llamada "Los que viven donde el viento sopla suave" por Felipe Cazals.
Donde por medio de entrevistas abordan la problemática económica, social y política que sufría el pueblo en esos años.