Por último, razones políticas, rivalidades y disputas dinásticas que van provocando la dispersión en pequeños grupos o clanes en todas las direcciones, en procura de nuevos asentamientos.[7] El grupo akan que daría origen a los anyi se encontraba en la región de Anwianwia, en Ghana.La expansión les permitió fortalecer su economía con el comercio de oro y marfil.Este encuentro consolidó la organización anyi y el que fue su principal reino, el Sanwi, con capital de Krinjabo.[8][3] En torno al reino Sanwi se formaron otros más pequeños dominados por el pueblo anyi, entre ellos los de Ndemé, Diabé Monou, Ndentyé y Bettie.Se sabe que hasta el año 1715 el reino de Demé mantenía lealtad a Aowin, pero una parte del grupo se rebeló contra tal situación y fundó el reino de Bettie.Una fracción del anyi, el monfwe, cruzó el río Camoé para crear el reino de Monou.Subsistían en su pequeños reinos, o principados formados por asociaciones familiares de diversos clanes ligados a la tradición ancestral anyi-akan.Las fuerzas coloniales francesas instalaron puestos comerciales en la costa, consiguiendo la exclusividad del comercio a cambio de esa protección.Desde la metrópoli europea se crea el África occidental Francesa, que agrupará los dominios en Senegal, Malí, Guinea y Costa de Marfil, a los que posteriormente añadirá Chad, Burkina Faso y Mauritania.[3] En su organización social incipiente, los anyi siguen la tradición aka, donde cada familia tenía un abusuapanin (jefe), estructura que se repetía cada clan.Por lo tanto desde los inicios los anyi contaron con una estructuración social básicamente organizada en tres clases: una aristocracia gobernante formada por sacerdotes y reyes, la masa de ciudadanos comunes y los esclavos domésticos, relativamente pocos en número.El contacto con la civilización europea terminará por desplazar las antiguas estructuras sociales provocando una fuerte occidentalización de sus gentes.