Su abuelo Poseidón le había concedido la inmortalidad, dándole un cabello de oro que había puesto sobre su cabeza.
Por eso, durante la guerra que los Tafios y los teléboas[1] llevaron a cabo contra Anfitrión y Céfalo la ciudad de Pterelao se mantenía inexpugnable, pues no caería, según un oráculo, mientras Pterelao siguiese vivo.
Sin embargo, una hija suya, Cometo, enamorada de Anfitrión, traicionó a su padre y le cortó el mágico cabello, lo que supuso la ruina para Pterelao, para ella y para la ciudad.
Por eso esta historia guarda cierta semejanza con la de Sansón y Dalila.
El cabello dorado, generalmente en forma de bucles o trenzas representaba el poder del rey solar, el cual era rasurado antes de ser ritualmente sacrificado.