Psicología política

La psicología política se remonta en un pasado remoto al francés Gustave Le Bon, quién escribiera el primer estudio sistemático del tema en 1910 en su libro «Psychologie politique».

[8]​ Otros, consideran que la psicología política norteamericana comienza en 1924, con la cátedra de Floyd Allport denominada «Psicología social y política» en la Universidad de Siracusa, pero le otorgan los respectivos créditos a Merriam y a Lasswell.

El espectro puede abarcar desde la clásica personalidad del líder hasta la guerra nuclear, pasando por el militarismo y el conflicto armado,[11]​ las relaciones internacionales, el terrorismo, los grupos, el comportamiento electoral, los medios de comunicación social y afines.

Las orientaciones dominantes se refieren a cuatro temas centrales: Así los psicólogos estudian las variables culturales y las múltiples situaciones de la vida política.

Quizá sea la perspectiva que mayor influencia halla ejercido desde el psicoanálisis hacia la psicología política.

No existen mediadores, solo procesos como descripciones o explicaciones que se producen en el lenguaje.

Se pueden encontrar en esta corriente posturas cognoscitivas o construccionistas, como las que hablan sobre las minorías activas.

Lo fundamental en esta segunda posición será el análisis, la clarificación del texto y las develaciones que de ellos puedan suceder.

Además se establecen conexiones entre los comportamientos políticos y las formas de organización económicas o sociales.

Implicando un análisis de costos y beneficios que conlleva a evitar riesgos en relación con las posibles pérdidas o ganancias.

En cuanto al actor social, postula que las personas orientarán sus metas reflejando sus propios intereses personales.

Así tanto los procesos evaluativo como el racional se encuentran fundamentados en los beneficios, dando la base en este razonamiento para el llamado clientelismo político.