Durante los siglos XVI y XVII (e inicios del XVIII), Samaná estuvo prácticamente deshabitado; apenas vivían algunos "cimarrones" (esclavos escapados) y algunos pobladores europeos que intentaban colonizar la región.
[9][10] Cada cierto tiempo, pero no de manera continua, las autoridades coloniales españolas hacían expediciones para desalojar a los franceses que intentaban ocupar la región.
Su nombre Samaná proviene del taíno, escrito como Xamaná por los primeros Cronistas de Indias.
Aún hoy el significado de dicha palabra no está del todo claro pero, según Alberti, es la palabra de origen fenicio que significa Lugar donde arribo el jefe cartaginés Zammna.
Su nombre se origina en el Cacicazgo Samaná, la identidad indígena de la región.
Durante toda la Primera República (1844-1861), Samaná fue una Común de la provincia El Seibo.
La Restauración restableció la anterior división territorial y Samaná volvió a ser común de El Seibo.
Con su palabra infundió a los feligreses el entusiasmo necesario para levantarse de las cenizas.
La angustia de los primeros días se convirtió, así, en el motor que daría vida a un nuevo Samaná.
[12] Luego en 1950 ocupaba toda la costa noreste, hasta Cabrera y Río San Juan.
Coco Bahía fue fundada por Amauri Hernández y su hermano Juan Carlos en el año 1998.
Esta región es multi-lingüística[16] y multi-dialectal, por lo que es importante mencionar los idiomas minoritarios más hablados en Samaná.
Obviamente existen otras comunidades que hablan creole haitiano, alemán, ruso, neerlandés, entre otros... A pesar de toda esta diversidad lingüística, el español es en todos los aspectos el idioma principal y esencial para la vida cotidiana y en cierta forma es la lingua franca entre las diferentes comunidades lingüísticas.
[19] Hay numerosos ríos y arroyos pero todos son de corto recorrido.
[21] La agricultura es muy limitada; es el principal productor de coco del país pero la demanda por dicho producto ha ido disminuyendo.
Aunque Samaná es uno de los principales polos turísticos del país, todavía no ha podido desarrollar todo el potencial que tiene con sus numerosas playas.
Es la ocasión para poder avistar a estas maravillosas criaturas en su hábitat natural y disfrutar de una atracción turística única en el Caribe.
Es sorprendente la desenvoltura de estos voluminosos animales, que pueden pesar 40 toneladas, saltando sobre las olas y dejándose desplomar a continuación sobre ellas.
Los ballenatos, que pesan una tonelada al nacer, ofrecen la imagen más tierna nadando y jugando alrededor de sus progenitoras.
Es importante que estas crías se fortalezcan con rapidez para estar en condiciones de afrontar la exigente travesía hacia las aguas más frías del hemisferio norte.
Según afirma Curiel: “Los platos al coco, por ser Samaná el mayor productor de este fruto del país, son los que representan la cocina samanense.
Otras opciones son los mariscos, en lo que se esmera un restaurante chino ubicado en Samaná”.
El bambulá tiene momentos sofisticados y su coreografía evoca las danzas cortesanas del siglo XVIII.
El bambulá se practica en La Aguada, Tessón y Anadel, entre otras comunidades.
Esta mujer nació en la sección de Tessón, hoy Acosta, en el año 1885.
Desde los años 90 han surgido otras fiestas patronales en varias comunidades, las cuales tienen un alto componente comercial.