Este último fue usado durante el experimento ATHENA por el equipo de Evandro Lodi Rizzini en el laboratorio del CERN en Ginebra en 2002, pero no fue hasta 2006 cuando los científicos se dieron cuenta de que se estaba generando protonio durante el experimento.
Las partículas no ligadas son rechazadas mediante su repulsión en un campo magnético.
Este protonio no repelido, si está formado, podría ser capaz de atravesar un metro de alto vacío, dentro del cual se espera que se desintegre mediante la aniquilación del protón con el antiprotón.
Los estudios teóricos del protonio han utilizado principalmente mecánica cuántica no relativista.
De esta forma, las interacciones multipartículas que involucran mesones en estados intermedios pueden ser importantes.