Prostaglandina

En 1971, se descubrió que el ácido acetilsalicílico (aspirina) y sus derivados pueden inhibir la síntesis de prostaglandinas.

Las acciones son múltiples y algunas tienen utilidad práctica, como la PGE1, que se utiliza en clínica para mantener abierto el conducto arterioso, en niños con cardiopatías congénitas (alprostadil) y para el tratamiento o prevención de la úlcera gastroduodenal (misoprostol).

[1]​ Dado que las prostaglandinas (PG) participan en las respuestas inflamatorias al estimular las terminales nerviosas del dolor, los antiinflamatorios no esteroides (AINEs), como el ibuprofeno, actúan inhibiendo la ciclooxigenasa y así, la producción de PG.

Los AINE, especialmente en combinación con algún otro tipo de medicamentos (IECA, etc.), pueden tener efectos negativos sobre la función renal, tanto agudos como a largo plazo.

Según revelaron en la revista Science Translational Medicine, ya están en desarrollo medicamentos que atacan ese proceso.

Se especuló que los inhibidores selectivos de la COX-2, como el celecoxib así como el sulindac, mantendrían esta acción, aunque todavía debe confirmarse en ensayos clínicos.

Estructura química de la prostaglandina E 1 (PGE 1 ).