El envenenamiento por mercurio es evidente en los mamíferos marinos cuyos tejidos han sido analizados.
El mercurio como otros compuestos metálicos es soluble en agua ácida y por lo tanto se mueve fácilmente a través de los medios acuáticos, acumulándose desde los sedimentos del fondo hacia las especies de mamíferos marinos por bioacumulación y biomagnificación del metilmercurio.
[2] La pérdida de hielo marino y los cambios en los ecosistemas asociados influyen en el transporte y el destino del mercurio en el Ártico, lo cual conduce a una mayor absorción biológica de este elemento neurotóxico.
[5],[6] En narvales (Monodon monoceros) el mercurio aumentó de forma logarítmica y lineal en un 0,3%/año (R2 = 0,27, p < 0,001; n = 48 años) y en un 1,9%/año después del año 2000, donde hubo una clara desviación de la tendencia histórica.
[7] Del mismo modo, el promedio de mercurio aumentó log-linealmente con la edad en un 0,7%/año (R2 = 0,44, p < 0,001; n = 48 años).