[2] Tras esta primera interpretación, hubo una crítica en particular hacia el preludio, notando que había «despertado entusiasmo».
Tres acordes iniciales en fortissimo introducen la lúgubre tonalidad de do sostenido menor que domina la pieza.
Su primo Aleksandr Ziloti fue de vital importancia para asegurar el éxito del preludio por todo el mundo occidental.
En otoño de 1898, hizo una gira por Europa del Este y Estados Unidos, con un programa que incluía el preludio.
[4] Era tan popular que se aludía al mismo como El Preludio y las audiencias lo pedían gritando «¡Do sostenido!».