Esta cultura del secreto tiene como objetivo ocultar la mayoría de sus operaciones al público.
La policía política no sólo tiene autoridad policial tradicional para arrestar y detener, sino que en algunos casos también tiene control no supervisado sobre la duración de la detención.
Los actos realizados por la policía política son la mayoría de las veces extrajudiciales.
Estas fuerzas policiales no están controladas por los tribunales, sino por un partido político.
Aunque la policía política normalmente no existe en los estados democráticos, en casos de emergencia o guerra, una democracia puede delegar legalmente el mantenimiento del orden a servicios de seguridad que pueden compararse con la policía secreta.