Si bien suele mencionarse frecuentemente junto a la política científica, no debe confundirse con esta última, ya que sus áreas de impacto son distintas: mientras las políticas tecnológicas se refieren a arreglos que regulan ciertas actividades de recursos tecnológicos, la política científica se limita a la regulación de los recursos científicos.
[3] Por otro lado, Langdon Winner, para referirse a este término, delimita "política" y "tecnología" por separado.
[5] Sin embargo, es necesario mencionar que si bien ambas políticas tratan sobre cómo cubrir las medidas del sector público para la creación, los financiamientos, el apoyo y la movilización de estos recursos, no se deben confundir sus áreas de impacto, ya que las políticas científicas regulan el actuar de los recursos científicos,[6] mientras que las políticas tecnológicas se limitan a la regulación de los recursos tecnológicos.
Winner hace un alcance en esta temática, y atribuye dos propiedades políticas al concepto propio de tecnología, o en sus palabras, artefacto.
Teniendo en cuenta a los sistemas tecnológicos, que se pueden definir brevemente como un conjunto o grupo de elementos ligados entre sí por relaciones estructurales o funcionales, diseñados para lograr colectivamente un objetivo,[7] vale notar la influencia que pueden presentar las políticas tecnológicas en estos.
En este sentido, las políticas tecnológicas deben solamente establecer estándares de desempeño, y dejar en manos del mercado la búsqueda de la manera más eficiente para llegar a cumplir estos estándares.
Además, la sociedad también va formando los significados y los valores que se le atribuyen a la tecnología.
[12] Por lo general, las políticas tecnológicas de estos países se basan en la competencia, en donde se busca ofrecer los mejores productos a los mejores precios, ya que de esta manera, serán quienes dominen el mercado mundial.
Para lograr esto, los estados toman estrategias de políticas económicas tales como incentivos tributarios, protección arancelaria, créditos preferenciales o la producción estatal de bienes y servicios que fueran necesarios.