Entre los autores que han escrito para adolescentes podemos citar a Ana María Fernández Martínez (Amar e outros verbos) o Juan Carlos Martín Ramos (Poemamundi), ambos de tendencia reflexiva, así como Miquel Desclot, en catalán, Antonio García Teijeiro, en gallego, y más recientemente Aurelio González Ovies, en asturiano y en castellano.Más extraño aún es que se creen poemas en prosa para niños, aun a pesar de que la tradición ha adscrito al género Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez.En algunos casos excepcionales, todo un libro puede escribirse para dos voces, de forma que exige ser recitado teatralmente; así lo ha hecho por ejemplo Paul Fleischmann.Los ejemplos son muy numerosos: Mirta Aguirre, Efraín Barquero, Germán Berdiales, Carmen Conde, Carlos Lapeña (con la recuperación del género de los ovillejos, como rasgo más notable), Carlos Murciano, Ana María Romero Yebra, Celia Viñas, María Elena Walsh (autora que además ha dedicado una especial atención al limerick),[7] etc.[9] Es mucho menos habitual el uso de formas sin embargo frecuentes en la poesía moderna, desde el siglo XX, como el haiku; en el caso de las formas breves han destacado Juan Kruz Igerabide o Jairo Aníbal Niño.Otra corriente poco numerosa experimenta con el verso libre, como por ejemplo Ayes Tortosa o, para un público adolescente, Ana María Fernández.