Se denomina Pleito insular o Insularismo[1] al enfrentamiento que han protagonizado a lo largo de los últimos siglos la burguesía de las islas de Tenerife y Gran Canaria por la hegemonía económica, política, institucional e incluso religiosa dentro del archipiélago canario (España).
Sin embargo, el enfrentamiento continuó, pues esto no agradó a los que pedían la división provincial, especialmente desde Gran Canaria, y a los que abogaban por la autonomía regional, mayoritariamente desde Tenerife.
[6] Por consiguiente, en 1927 Canarias fue dividida en dos provincias: Casualmente es la única provincia del proyecto de división territorial original de 1833 que se ha dividido tras su creación.
Esto se debió a que la isla de Lanzarote era constantemente saqueada por ataques piráticos debido a estar poco poblada, y también por los pocos recursos que tenía.
[12] Desde Gran Canaria se culminaría la conquista total del archipiélago, empresa siempre acompañada de la evangelización.
Posteriormente se intentó compartir la sede diocesana de Canarias entre Las Palmas y La Laguna, pero tampoco prosperó dicha idea, siempre por la oposición del clero grancanario.
Asimismo, hay un equilibrio entre las dos capitales en cuanto a consejerías e instituciones públicas.