A finales del siglo XIX el edificio fue demolido,[1] quedando en su espacio la actual plaza, que siguió siendo denominada como de las Carnicerías, hasta que a principios del siglo XX el Ayuntamiento decidió cambiar su nombre por el de Pedro Díaz Cassou, en honor a este erudito y escritor murciano, aunque el lugar ya era conocido por los ciudadanos como plaza de las Flores por los puestos presentes en ella.
[2] En los últimos años del siglo XX, la plaza se convirtió en zona peatonal de manera conjunta con la plaza de Santa Catalina, unificando su diseño urbano.
Bordeando la plaza podemos observar edificios de estilo ecléctico construidos durante el siglo XIX y primeros años del XX.
La parte central del inmueble cuenta con miradores y balcones, normalmente repletos de macetas con flores.
La parte superior del edificio queda delimitada por una barandilla colocada entre antepechos.
Entre la plaza y la actual calle Cristo de la Esperanza se encuentra la portada lateral del templo, del siglo XVII, debida a Diego de Ergueta.