Con sus 1.500,04 km², es el segundo ente territorial más grande por kilómetro cuadrado del Magdalena superado solo por Santa Marta.
En trayectos más largos se puede llegar hasta las ciudades de Gamarra, Barrancabermeja, Puerto Berrio y otros municipios importantes del Magdalena Medio.
Fueron esos indígenas los que años más tarde se ubicaron sobre el caño Las Mujeres (Orilla contraria donde se levanta el actual Plato); allí fundaron “Plato Viejo”, nombre en honor a un hijo del cacique Zárate.
Al embriagarse se recogían a dormir tranquilos y quien no lo hiciera era obligado por su autoridad.
Mantenían sus iglesias limpias, trabajaban la boga en el río y sacaban Bálsamo de Tolú.
Virgilio Di Filippo, partidista conservador, era oriundo de Cerro San Antonio Magdalena y como Secretario del Juzgado Municipal llegó a Plato en 1927.
A partir de entonces, empieza la Leyenda del Hombre Caimán, que se populariza con la canción que grabara José María Peñaranda, acordeonero y compositor barranquillero: “Voy a empezar mi relato con alegría y con afán que en la población de Plato se volvió un hombre caimán.” Le toca a Edgar Elías Romanos Moisés, plateño nacido en 1948, por recomendación directa del viejo y enfermo Virgilio Di Filippo, no dejar caer la leyenda plateña.
Los restantes 1495,58 km² conforman la superficie rural del municipio distribuida en 10 corregimientos y 5 inspecciones de policía.
El Municipio de Plato posee el segundo más importante complejo cenagoso del país.