En cuanto se hizo evidente que Alemania nunca podría cumplir tales compromisos por un plazo indefinido, los países vencedores de la Gran Guerra decidieron buscar otras alternativas.
El comité tenía como representantes de Estados Unidos a los banqueros Owen D. Young, J. P. Morgan Jr.
Para este financiamiento se contaba con que el gobierno de Alemania utilizara su presupuesto nacional y un impuesto sobre los transportes.
Bajo estas circunstancias, el presidente estadounidense Herbert Hoover propuso públicamente una moratoria de un año para los pagos del Plan Young, logrando el apoyo de 15 naciones para tal fin en julio de 1931; no obstante, esta moratoria no ayudó a detener los graves problemas económicos que ya se habían extendido a toda Europa, más aún cuando la misma Alemania afrontaba una severa crisis bancaria.
Los países presentes en Lausana acordaron: En la conferencia se determinó informalmente que estas medidas no entrasen en vigor a menos que el gobierno de los Estados Unidos aceptara declarar como canceladas las deudas de guerra que los gobiernos vencedores de la Primera Guerra Mundial todavía mantenían con Washington.
Por otro lado, los créditos estadounidenses habían permitido a Alemania cierta recuperación con la cual pudo participar nuevamente en el comercio internacional, por lo cual los lazos comerciales alemanes con sus antiguos enemigos (Francia, y sobre todo con Gran Bretaña) hacía poco realista que estos países lanzaran algún boicot comercial o económico contra Alemania con el fin de cobrar las deudas de guerra.
El Reichstag rechazó el proyecto por 318 votos en contra 82 a favor; en la consulta popular del 22 de diciembre, la Freiheitsgesetz fue rechazada y solo obtuvo un 13,8 % de votos a favor.